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Liberación del ego: la clave de la felicidad.

Actualizado: 7 ago

La toma de conciencia de quién soy de verdad ha sido un camino arduo y lleno de obstáculos.


Se dividió en dos partes: la primera fue después de conectar con la naturaleza en un momento en el que estaba buscando respuestas en soledad, y la segunda y definitiva, utilizando el Eneagrama.


La primera vez que oí ese nombre, pensé: "Vaya tontería es esa". Aunque ya había tomado conciencia del daño que me había hecho hasta aquel momento, mi ignorancia me dejaba ciega y me impedía informarme sobre el asunto. Estaba convencida de que esa no iba a ser la respuesta a mis dilemas existenciales.


Por un lado, quería saber con mucho afán qué pieza me faltaba para encajar y poder, por fin, sanar y olvidar el pasado. Por otro lado, era tan arrogante que creía saberlo todo y pensaba que nadie en el mundo podía llegar a entenderme.


Sobre todo porque llevaba buscando respuestas desde hacía demasiado tiempo y, cuanto más leía, tanto más grande se hacía esa sensación de vacío en mí. Me sentía tan única y especial que me había arraigado a la profunda creencia de que nada iba a funcionar, menos aún algo con un nombre tan raro: Eneagrama. Me daba la impresión de que era algo inútil, y por eso no le presté atención.


En lo que sí enfoqué mi atención fue en el divulgador del Eneagrama, Borja Vilaseca, un hombre que desde la primera vez que lo escuché cautivó mi atención muy profundamente, en cierta manera porque envidiaba su forma de ser. Yo también quería aceptar la vida de la misma manera y tener la sabiduría que él emitía.


Como dije antes, cuando lo conocí ya había tenido mi primer despertar. Ese momento llegó después de un par de meses desde mi llegada a Países Bajos.


Vine aquí porque estaba buscando un cambio en mí. El entorno donde estaba no me llenaba y cada día que pasaba me sentía más y más frustrada. Así que, a pesar de los miedos iniciales, decidí venir y, desde que llegué, tomé la vida con otra perspectiva. Me reté desde el primer minuto, quería ver de lo que era capaz.


Era la primera vez que me encontraba sola en un entorno desconocido, sin nadie que me dijera qué hacer o qué decir; era libre de ser y hacer lo que me apetecía. Así que, como primera cosa, establecí una rutina: levantarme a las 5; ducharme con agua fría (las primeras veces fue horroroso 😆), agradecer las oportunidades, visualizar mi futuro y, sobre todo, hacía mucha introspección. Me cuestionaba un poco las cosas y trataba de ver todo desde un punto de vista positivo.


Al principio no veía nada, pero con el tiempo la suma de todas estas pequeñas decisiones diarias empezó a notarse y una mañana, mientras daba un paseo en Kralingse Bos, un parque con el cual logré conectar profundamente con la naturaleza, entendí la realidad de la vida y, de pronto, desperté.


Fue muy impactante. Me acuerdo que, de repente, todas las decisiones, elecciones, experiencias, momentos, recuerdos del pasado... todo lo que había vivido hasta aquel momento surgió a la luz en forma de imágenes y lo vi todo.


Vi todo el daño que me había hecho. Vi por qué me ataba tanto al pasado y por qué no sanaba: me enfocaba en lo equivocado. No me había dado cuenta hasta ese momento de que todo el dolor que vivía estaba asociado a que me costaba perdonar y olvidar. Me costaba amar porque en mi interior incubaba un profundo rencor por situaciones dolorosas que había vivido en mi pasado y que, para taparlo, buscaba todo tipo de evasión: alcohol, fiestas, tabaco...


En ese momento, me dije a mí misma: "Qué equivocada estabas, Valentina... No has entendido nada. Ahora entiendo el porqué de todo esto. Por qué no tengo dinero, por qué no sé hacer funcionar mis relaciones, por qué estoy constantemente infeliz".


Fue muy doloroso, no lo voy a negar, pero en parte liberador..


Vista de un lago con arboles en un día soleado
La vista de una parte de Kralingse, el lago.

Sin embargo, a pesar de ese despertar, todavía no era suficiente. Me seguía faltando una pieza. El vacío que sentía todavía no se había llenado; al revés, se hacía aún más profundo. Pero, en una parte, disfrutaba de lo que me estaba pasando, porque ya no era ciega. Ya me empezaba a ver.


Por ejemplo, descubrí cómo utilizaba la comida para tapar la falta de amor y como herramienta para no pensar. Descubrí una pasión por los caballos que empezó por "Spirit", una película animada que había visto de pequeña, que asociaba con el sentimiento de rebeldía y libertad que anhelaba desde niña. Descubrí una pasión por la escritura y una vocación para ayudar a los demás a través del ejemplo... en fin, me empecé a conocer de verdad.


Y a pesar de todo esto, seguía faltándome algo. Todavía no era suficiente. Había algo que no sabía. Todo era muy bonito, pero me seguía agarrando a los mismos pensamientos de siempre y, por mucho que quería soltarlos, más sentía que era una batalla perdida.


En un momento de total desesperación, me descargué el libro pirata en internet (lo siento, Borja 🙏🏻) y empecé a leer. El libro se llamaba "Tú eres lo único que falta en tu vida: Libérate del ego a través del Eneagrama", y desde las primeras páginas sentía que ese libro era la clave. Seguidamente lo compré en físico, pero no quería esperar a que me llegara y lo empecé a leer desde mi ordenador.


Me acuerdo de que cada página que leía respondía a mis preguntas. Todas las cosas que decía las sentía reflejadas en mí. Cada línea me daba el anhelo de saber más y más. Me devoraba las palabras y ni me paraba a pensar y reflexionar: necesitaba saber cuál era mi eneatipo.


Con el primero había cosas con las que me sentía identificada, pero no me llenaba al 100%. Lo mismo me pasó con el segundo y el tercero. Pero cuando llegué y leí el cuarto, fue: ¡boom!


Me sentí totalmente desnuda frente a un millón de personas. Cada palabra que leía era un pinchazo en mi ego. Cada palabra me hacía sentir en estado de alerta total. Me decía: "¿Cómo puede ese Eneagrama saber exactamente cómo me siento?" "¿Cómo puede conocerme tan bien?"


Como no quería admitirlo conmigo misma por miedo a saber la verdad, al principio rechacé todo lo que leí. Me fui a la cama y me "olvidé" del asunto.


Pero claro, la semilla de la duda ya había entrado en mí. Aunque me intentaba autoconvencer de que no era yo, de que era imposible que existiera algo que entendiera mis dramas, por otro lado me decía: "Es que es imposible que sea la única en el mundo que se sienta así... ¿Por qué yo no puedo sanar si todos sanan? ¿Qué tengo de equivocado?"


Y fue desde esta pregunta que empecé a analizar el eneatipo 4 y poco a poco lo logré entender.


Lo que entendí por fin fue que la razón de mi propio sufrimiento era yo misma. Descubrí que sentía un gran placer en torturarme con las películas que me montaba. Y que eso era continuo y perpetuo; cada cosa que hacía estaba dirigida a ese fin: sufrir y seguir sufriendo. La felicidad no me llenaba. Era una adicta a sentir pena y ser víctima. Lo que más me costó aceptar es que, una vez que algo ha pasado, ya está. No se puede cambiar. Por mucho que piense "a lo mejor si hubiera dicho eso... si hubiera hecho eso... si le hubiera demostrado...", no cambia. Seguirá habiendo pasado de la misma forma, y pensar en ello infinitamente no lo va a modificar. Y eso es perfecto tal como es.


Y fue con esa toma de conciencia que viví mi primer orgasmo emocional, o sea, la gran liberación que anhelaba y buscaba, la pieza que faltaba para conectar con mi auténtica esencia. Ha sido la sensación más liberadora jamás experimentada.


Desde ese momento, busco que más personas se autoconozcan a través del Eneagrama. Lo aconsejo como el segundo paso para la búsqueda de tu ser espiritual.


El primero es parar tu vida y hacer un cambio radical.


Bajo mi experiencia personal, la mejor forma es encontrarte solo en una zona que no conoces, sin nadie de tu entorno cercano que te influencie, y arreglártelas solo gracias a tu esfuerzo. En 2024 es bastante sencillo hacer eso. Existen muchos países que te dan la oportunidad de vivir y trabajar en un nuevo entorno.


Quien lo hace difícil somos nosotros y nuestro ego, que nos instala miedos y angustias, bloqueando nuestra evolución e impidiendo que avancemos.


Cuanto más te identificas con cada pensamiento que surge en tu cabeza, más el ego es el protagonista.


La clave de ese parón es retarte a ti mismo pcon la idea de que esa experiencia va a ser el cambio radical que necesitas. Que en ese viaje vas a encontrarte de verdad. Que esa experiencia es necesaria para evolucionar.


Piensa que todo en la vida tiene un propósito. Todo.


Todo está creado específicamente para que aprendas una lección y encuentres tu ser espiritual, para que vivas en concordancia con la naturaleza que te trajo aquí: ser tú, ser libre, feliz, estar en paz, amar y servir a los demás, y aportar un pequeño grano de arena para la evolución de nuestra especie. En eso se basa la Ley de la Evolución.


No se trata de tener millones. Esa es la "libertad ficticia" que te venden en las redes sociales, que no tiene nada que ver con la auténtica libertad. Esa libertad es egoica, no espiritual.


Cuando conectas profundamente contigo, todas estas convenciones desaparecen. El dinero deja de tener importancia. De repente se convierte en una herramienta a tu disposición para escapar de las convenciones sociales y vivir por ti mismo. Eso es el significado de riqueza para mí: vivir una vida por y para ti. Libre de ataduras, libre de tu cárcel mental, en conexión constante contigo y el mundo.


Todo lo que necesitamos está en nuestro interior. Esa es la clave de la felicidad.


¿Sabes que es el Eneagrama? ¿Te retas con el fin de evolucionar?

¡Gracias por el apoyo!

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